martes, octubre 31, 2006

Conciencia I

Hoy brilla la luz más. Pero no dejes que te ciegue. Más importante que levantarse feliz, es acostarse satisfecho. Ya sabes que subir cuesta arriba y llegar a la meta satisface más que caer como un canto rodado. Siempre te pasa igual, tus miedos no te dejan vivir, dar de lo máximo de ti, lo que tú y yo sabemos que eres capaz de ofrecer a los demás. No seas egoísta, luego no pretendas recibir aquello que tú no otorgas. Sé que amar resulta muy difícil. Sí, estoy hablando de amor. La mayoría de la gente cree que lo siente al mínimo latir del corazón. No, amigo, sólo escucha por respeto a quienes intenten convencerte de que no existe. Únicamente mira en tu interior. Verás que continuamente hay algo ahí que te llama.

Amor no es atracción. No lo subestimes, siempre engañándote. Me río contigo, no de ti. ¿Alguna vez has visto al río unirse a su mar? Eso es amor. Es la dulce acaricia de un niño, su sonrisa. Quien te habla es consciente de lo que piensas, pero también de lo que sientes. No, no son la misma cosa. Quizá, no, seguro que tienes mucho que aprender. Olvida el tópico. La vida no es mitad cerebro, mitad corazón. Más bien al sentimiento hay que untarle una pizca de razón. Ahí tienes un secreto, para que luego digas que no te quiero, y que sólo te hablo para molestarte. Qué paciencia tengo contigo.

Veamos, ¿es que nunca lo has dado todo en un abrazo? Ayer, ¿no te acuerdas ya?, maldita memoria. Ese brindis no fue casualidad, y lo sabes. No quieres, necesitas a esa persona. Cuida bien a tu amigo. No, que no, no me refiero al conocido, al que sólo está para cuando no hay nubes en el cielo. Mima al que soporta la borrasca contigo, al compañero de fatigas y desamores, al que comparte tus risas y tus lágrimas. A ése me refería. Siempre confundiéndote. No temas, aún eres joven, y debes disfrutar de la inexperiencia, bendita sea. A golpes se forja el alma. Lo siento, yo no tengo la culpa. Siempre puedes contar conmigo, estoy aquí para ayudarte. Es mi misión. Hasta mañana, estoy cansada.

viernes, octubre 27, 2006

Presente en mí

Te recuerdo vagamente, sentado, con las piernas cruzadas, devorando el crucigrama de un periódico fielmente revisado. El pelo canoso, y la mirada tranquila, propia de quien descansa de un largo camino. Imagen solitaria, que de un tiempo a esta parte con insistencia vuelve a mí.

Tu hija me ha hablado mucho de ti. Palabras amorosas, llenas de cariño, y también de una entrañable admiración. Te presentas como una figura lejana, misteriosa. Realmente, no llegué a conocerte. Lo lamento. Sabes que ver no es conocer. De tu persona sólo he conservado un vestigio borroso, pobre en detalles. Porque era yo aún un crío cuando tú marchaste para ya no poder volver.

Ella me cuenta con añoranza tus gestos, llenos de franqueza. Que elegiste la senda de la sinceridad, tan difícil de tomar. Tocaron tiempos difíciles por vivir. Fuiste un testigo tristemente privilegiado de aquella orgía de odio, de aquella guerra fraticida. Un infierno que estuvo a punto de acabar con tu vida, al filo de la muerte estuviste.

Sobreviviste, y como tantos otros te viste obligado a callar durante demasiado tiempo. Pero nunca pretendiste inculcar a tus hijos ninguna idea política: preferiste que anduvieran ellos su propio camino. No quisiste encerrarles con tu experiencia. Únicamente un consejo: que supieran valorar su libertad.

Ella me confía que, en un mundo muy complicado, jamás abandonaste tu deseo de aprender. Hoy, cuando me observa con un libro entre manos, no tarda en decirme: “cómo me recuerdas a él”. Cuántas veces he escuchado esa frase al hablar con ella. Y debo confesarte que me sonrío y me siento orgulloso. Me hace sentir más unido a ti.

No sabes, abuelo, cuánto me gustaría sentarme a charlar contigo, a sabiendas de que no es posible. Es emocionante tanto afecto por alguien que apenas conocí. Sí, me encantaría contarte un montón de cosas, compartir un sinfín de inquietudes. Ojalá pudiera escucharte, y saber más de ti. ¿Cómo fue tu vida?

jueves, octubre 12, 2006

Espectadores

Lo he de reconocer, no me siento cómodo. Pertenezco a ese extraño sector de la población incomprensiblemente interesado por la política. A estas alturas…Sí, y lo que veo no me gusta, ¿a quién le gustará?

Vivimos una etapa, en general, y utilizando una expresión comedida, poco constructiva, en cuanto a la clase política se refiere. Echemos un vistazo a los medios de comunicación: quedaremos perplejos. Prima, por encima de todo, la descalificación, absurda casi siempre. Sí, eso es, las palabras huecas, las que no aportan nada, y enojan demasiado.

Comprendo que estamos inmersos en un momento histórico (grave enunciado) propicio para la pasión dialéctica. Y de eso los españoles, lamentablemente, sabemos bastante. Ya lo veis, nuestra sociedad cambia a pasos agigantados. En los últimos, diremos, tres años, han saltado a la palestra asuntos sobre los que se ha originado una acalorada discusión pública. En mi opinión, el lío comenzó bruscamente con el despropósito bélico de Irak. Hagan memoria, aquellas enormes movilizaciones desoídas por los amigos de las Azores, principiaron la construcción de un puente insalvable entre los dos grandes partidos de este país. Desde entonces, creo yo que la confianza mutua empezó a perderse. Pero fueron los funestos atentados y el correlativo resultado electoral los que marcaron el punto de partida de un triste espectáculo.

Las atrevidas iniciativas emprendidas por el actual Gobierno (cuya valoración no resulta oportuna en estas líneas) han radicalizado el desencuentro. Por si no fuera poco con el frenesí de las reformas estatutarias, el proceso abierto con el alto al fuego de ETA ha hecho a unos no querer entender nada de lo que dicen los otros, y viceversa. Y a los ciudadanos, ay, sólo nos queda asistir a una mala función teatral. Esperpéntica, diría el genio. Porque justo cuando la ocasión lo merece, gran parte de nuestros políticos demuestra su escasa talla, llegando a límites tan lamentables como politizar a las víctimas del terrorismo. No me gustan las comparaciones, y más cuando son odiosas, por eso me duele mirar fuera de nuestras fronteras. ¿Se imaginan en España una coalición de poder como la de Alemania? No lo intenten, es imposible. La Real Academia se verá obligada a retirar la palabra “consenso” de su diccionario, por desuso. En todo esto, los medios tienen infinita culpa, por servir de altavoz a la estupidez, y encima darle pompa.


Precisamente me llevó a escribir esto el ver en televisión un encendido debate sobre la importantísima e inteligentísima reclamación de Zapatero a los votantes populares: “aléjense de la extrema derecha”. Lo que hay que escuchar, señor presidente. Por favor, dejen de caldear el ambiente, o al menos dejadnos tranquilos. No queremos participar en vuestro juego. Es de necios no aprender de los errores, y ya sabéis a lo que me refiero. Todos lo deberíamos saber bien. Cruel pasión española, no, no la remuevan. Lo que hay que ver, señorías: mientras el PP se arrincona cada vez más en su peculiar rincón de infantilidad y rencor desmedido, el Gobierno pierde el tiempo en devolver los ataques, olvidándose de su función: gobernar.




jueves, octubre 05, 2006

Tu amigo

Otra vez. Vuelvo a abrir los ojos y te hallo frente a mí. En todos mis despertares te encuentro, en mis sueños te cobijas. Por más que lo intento, no soy capaz de borrar este sentimiento. Ojalá pudiera, aunque sólo fuera por un segundo. Pero en mi mundo tú acaparas todos los horizontes posibles. En el paisaje, tú eres el agua y la montaña, eres todo, la artista que pinta con delicadeza este cuadro de belleza y confusión.

Dime, ¿cómo lo has hecho?, ¿cómo has conseguido entrar en mí y tocar mi corazón con tus manos de fuego? Háblame,¿dónde se esconde el secreto de tu magia?, ¿qué hay detrás de tu mirada fría y penetrante? Quizá algún día lo comprenda, y por fin consiga desatar esta cuerda abrasadora que has entrelazado en mí.

No puedo más, quiero descansar de esta locura, apartar esta obsesión. Entiendo que la vida está compuesta de momentos, que dejan paso unos a otros, que se olvidan forzosamente. Dicen que el tiempo lo cura todo, y a esta ley me agarro para confiar en mi esperanza. Se que no debo seguir parado en este claro del camino, que tengo que seguir andando, sabiendo que hay un montón de ilusiones por descubrir lejos de aquí.

Quiero seguir siendo tu amigo, recuperar el tiempo perdido. Pero necesito precisamente eso, tiempo. Se que puedo lograrlo, sólo es cuestión de voluntad. Conseguiré callar las voces que gritan sin cesar dentro de mí.

Besos y abrazos, Antonio
Hoy es el primer día de este blog, y como tal toca presentarse. Soy Antonio, y mi ciudad es Córdoba, aunque actualmente estoy estudiando Periodismo en Málaga. Tengo 21 años, y me considero muy orgulloso de lo vivido por ahora, de mis amigos y de mi familia. Podria decir muchas cosas más, pero yo creo que con esto basta para una toma de contacto inicial.
Antes de terminar estos saludos iniciales, no puedo marcharme sin antes dar las gracias a mi querido amigo César, que tanto ha insistido para que me atreva a escribir mi blog. Compañero de charlas y cerveza, es una persona con la que se puede intercambiar pareceres e inquietudes. Siempre es importante contar con un compañero como él, tolerante y con sentido común, y ya sabemos lo complicado que resulta en tantas ocasiones pensar antes de abrir la boca. Él sabe pintar gris donde otros únicamente ven negro o blanco.
Aquí pretendo arrojar opiniones, miedos e ilusiones. Se que podré acudir a este espacio para encontrar un poco de luz e iluminarme a mí mismo, cuando fuera haya demasiada oscuridad.
Besos y abrazos, Antonio